El Estado Islámico mantiene secuestrados a 16 niños en una zona desértica del sur de Siria

(SOS).- Al menos dieciséis niños llevan secuestrados un mes por miembros del Estado Islámico (EI) después de que los extremistas lanzasen una sangrienta oleada de ataques en la provincia siria de Al Sueida, en el sur del país, informó este sábado Human Rights Watch (HRW).

La organización humanitaria, que cita a los propios habitantes de Al Sueida, cifró en 27 personas las que continúan retenidas por el grupo yihadista en una zona desértica situada en el este de la región.

Entre los secuestrados, hay al menos dieciséis niños con edades comprendidas entre los 7 y 15 años, dijo HRW.

Los milicianos vestidos de negro —denunció— esperan usar a los rehenes como «moneda de cambio» en las negociaciones con el Gobierno sirio y Rusia.

«Desde hace un mes, las familias de los secuestrados de Al Sueida han estado pidiendo la liberación de sus seres queridos», aseguró Lama Fakih, directora adjunta para Medio Oriente de HRW.

«Las vidas de los civiles no deberían usarse como moneda de cambio, y el Estado Islámico debe liberar a todos los rehenes de inmediato», señaló la responsable de la organización humanitaria.

Las huestes de Abu Bakr al Baghdadi secuestraron a unas 30 personas durante un ataque efectuado el pasado 25 de julio en el sur de Siria.

A principios de agosto, los extremistas decidieron matar a dos rehenes. El primero murió decapitado y el segundo, en circunstancias todavía no esclarecidas.

El 4 de agosto, un medio local informó que había recibido un vídeo del grupo yihadista que mostraba a Muhannad Abu Ammar, de 19 años, uno de los secuestrados, decapitado. Un pariente del fallecido confirmó su identidad a HRW.

El 9 de agosto, una segunda rehén, una mujer llamada Zahya, murió bajo custodia del Estado Islámico por causas desconocidas.

Los niños ponen voz a la barbarie del Califato en Al Raqa

(SOS).- Más de 200 mil personas han huido de la violencia en la ciudad siria de Al Raqa, pero entre 30 mil y 50 mil civiles siguen atrapados en la capital del Estado Islámico, la mitad de ellos niños, según un informe que recoge el testimonio de algunas de estas vidas truncadas.

«Nos fuimos a las 5 de la mañana. Teníamos miedo, pero al final llegamos aquí», relata Hammoude, de 10 años, después de dejar atrás una ciudad en la que los servicios de agua y electricidad han estado cortados durante más de un mes y donde el hospital principal se encuentra fuera de servicio. Los pocos centros privados existentes funcionan sólo parcialmente.

Como Hammoude, miles de niños han visto paralizada su educación ante la llegada de unos milicianos sin escrúpulos que sólo han permitido la propaganda que ellos mismos promueven. «Instalaron cámaras, si alguien entraba en la escuela, le disparaban», apunta este menor.

Duaa, de ocho años, explica con sencillez que en Al Raqa «no había nada permitido». También los más pequeños estaban obligados a vestir de negro, el color emblema de los yihadistas leales a Abu Bakr al-Baghdadi.

Reem, de 19 años, se casó a los 16 y ahora tiene una hija de once meses. «Nunca soñé con casarme tan joven. Quería seguir estudiando e ir a la universidad», lamenta, al recordar una ciudad donde «estaba prohibidos los bolígrafos, los lápices y el papel» y donde las niñas que no estaban casadas antes de la invasión se han visto forzadas a contraer matrimonio con algún combatiente.

«Los niños mueren por las minas. Niños tan pequeños como de nueve años son reclutados por los grupos extremistas y obligados a combatir. Y vuelven a sus casas en ataúdes. Esa no es la vida que quiero para mi hija», asegura Reem, que prefirió el «mal menor» de arriesgarse y huir, atravesando un campo de minas. «Llevaba a mi hija y pensaba: podríamos morir en una explosión en cualquier momento», añade.

Otros no corrieron la misma suerte, como queda de manifiesto en el relato de Ismail, de 16 años. Este adolescente escapó junto a su familia en plena noche y se vio sorprendido por una sucesión de explosiones: «Estábamos tan concentrados en esquivar las balas perdidas y las bombas que no prestamos atención a las minas».

Así, cuenta que tras la primera explosión oyó gritar a su prima y su marido. Con la segunda, fue su padre quien lloró. «Llevaba a Jaled y Esraa en sus brazos», afirma Ismail, en alusión a dos hermanos que resultaron heridos como consecuencia del paso por este campo minado.

El drama pasado y el lastre que previsiblemente arrastrrán de por vida estas personas no evita que la mayoría de ellas miren al futuro con optimismo. Duaa, por ejemplo, contrapone la situación de su ciudad natal con la del campamento de Ain Issa, donde los niños reciben la ayuda necesaria y aprenden «a hacer cosas», como él mismo indica.

También Reem espera un futuro mejor para ella y su bebé. «Quiero que todo el mundo sepa lo mucho que hemos sufrido, pero también quiero que sepan que quiero empezar una nueva vida. Seguiré estudiando e iré a la universidad. Conseguiré mis sueños para dar una vida mejor a mi hija y a mí misma», destaca.

(Fuente: Agencias)

Escuela de Verano en Alepo – Siria

Hace unos día atrás les comentamos las actividades que las Hermanas de Nuestra Familia Religiosa están realizando: ayudan en la Escuela de Verano, que se está llevando en la Parroquia Santa Matilde.

Les habíamos compartido algunas fotos sobre uno de los días de salida. Todos los miércoles tiene una salida, un día libre en alguna parte de la ciudad.

Hoy queremos compartir con ustedes, las actividades que se llevaron a cabo el día lunes 3 de Julio: los niños tuvieron clases de manualidades.

Entre los talleres que se realizarán durante los diversos días tenemos: pintura, música, gimnasia, matemáticas

El día empezó a las 9.00 de la mañana y se hicieron un par de recreos, y a las 12.30 los niños ya estaban volviendo a sus casas.

Los niños estaban realmente muy concentrados en hacer las manualidades y muy contentos.

Les pedimos oraciones por los frutos de esta Escuela de Verano, que tanto bien les herá a los niños.

¡Bendiciones!

Nigeria – Liberan a 82 niñas de Chibok secuestradas en 2014 por Boko Haram

(SOS).- Las autoridades de Nigeria informaron que el grupo fundamentalista islámico Boko Haram liberó hace unos días a 82 niñas y adolescentes de Chibok, secuestradas en 2014, a cambio de la excarcelación de dos terroristas.

Las 82 menores liberadas, que estaban bajo custodia del Ejército y llegaron a la capital Abuya, fueron recibidas por el presidente Muhammadu Buhari.

Según informaron diferentes medios de comunicación, un portavoz del mandatario agradeció a “las agencias de seguridad, el Ejército, el Gobierno de Suiza, al Comité Internacional de la Cruz Roja y las ONG locales e internacionales” por ayudar a la liberación.

El pasado mes de abril, Buhari aseguró que su gobierno permanece “en contacto constante a través de negociaciones y de la inteligencia local para asegurar la liberación de las niñas cautivas y la integridad de otras personas secuestradas”.

Boko Haram secuestró en abril de 2014 a unas 276 menores en Chibok, un poblado mayoritariamente cristiano ubicado en el noreste de Nigeria, una zona de mayoría musulmana. A los pocos días del hecho, el Papa Francisco pidió a través de su cuenta de Twitter unirse “todos en oración por la inmediata liberación de las niñas secuestradas en Nigeria”.

Poco después del rapto, unas 50 niñas huyeron y en octubre de 2016 el grupo terrorista liberó a otras 21 tras unas negociaciones con la Cruz Roja. Sin embargo, unas 100 menores aún permanecen secuestradas y, según afirmaron en el pasado los yihadistas, varias de ellas fueron forzadas a convertirse al Islam y casarse con los milicianos.

Boko Haram ha secuestrado a miles de personas durante sus ocho años de acción terrorista con el fin de crear un califato en el norte de África. Durante todo este tiempo ha provocado la muerte de unas 30 mil personas y ha obligado a huir a cientos de miles.

(Fuente: ACI)

Turquía – Dos millones de niños son víctimas del trabajo infantil. Incluso refugiados sirios

(ADI).- En Turquía, dos millones de niños son explotados en el mercado de trabajo infantil; de éstos, el 78% es empleado de manera “clandestina”, sin derechos ni atención sanitaria, sin inscripción en el registro profesional ni resarcimiento alguno en caso de accidente. Al menos 56 accidentes fatales -los que han sido denunciados, pero las estimaciones están por debajo de los datos reales- ocurridos en el trabajo han involucrado a menores de edad a lo largo del año 2016. Es lo que se desprende de un informe publicado por la Confederación de sindicatos progresistas de Turquía (DISK), referido al año pasado, cuyo título es “Ser trabajador menor de edad en Turquía”.

En todo el mundo, el primero de mayo se celebra el Día del Trabajo, en el cual se conmemoran las batallas de los obreros para lograr la reducción de la jornada laboral a ocho horas. Pero en el país que acaba de ser transformado en una República presidencial, tras el controvertido referéndum buscado con fuerza por el jefe de Estado, Recep Tayyp Erdogan, millones de niños son privados del derecho a estudiar y son víctimas de abusos y explotación.

Los números que arroja el informe sobre el trabajo infantil no logran encuadrar del todo el fenómeno de la explotación, puesto que solamente abarcan a los jóvenes entre 15 y 17 años de edad. El reporte no incluye a aquellos que tienen menos de 15 años de edad, ni a cuantos se desempeñan como trabajadores estacionales en algunos sectores puntuales, como es el caso de la agricultura.

Según los resultados surgidos de la investigación elaborada por DISK, el número de niños que han hecho su ingreso al mercado laboral en el año 2016 se ha incrementado; de estos, la mayor parte lo ha hecho en una situación de ilegalidad. El Instituto de Estadísticas turco confirma en parte la dimensión del fenómeno, afirmando que al menos un joven entre 15 y 17 años ha trabajado el año pasado.

Los datos difundidos por la organización sindical turca no incluyen a los trabajadores estacionales, sobre todo en el sector agropecuario, y tampoco a los aprendices, en particular a los que se desempeñan en el turismo, donde los menores trabajan muchas horas al día. Desde el 2012 a hoy, prosigue el reporte de la DISK, el número de trabajadores niños ha ido creciendo cada año. También se ha incrementado el dato referido a los aprendices, que pasa de 400 mil en el año 2015, a 1,7 millones a finales del año pasado.

Según los estudiosos, el aumento del trabajo infantil está ligado a un “crecimiento significativo” en el dato de la pobreza entre los menores de edad, que hoy equivale al 25,3% en la nómina de naciones consideradas en riesgo. Datos que no se les escapan a los líderes de la oposición, que no se han ahorrado críticas contra la actual administración de Ankara, dispuesta a reprimir cualquier forma de disenso. “Los niños que trabajan o son obligados a trabajar -afirma Atila Sertel, diputado del Partido popular republicano (CHP)- en sectores que van desde la agricultura a la industria, desde la construcción al rubro textil, son víctimas de los atajos con los cuales se evade la ley, o de una mala aplicación de las leyes”.

Seyfettin Gürsel, profesor e investigador del Centro de Estudios Económicos de la Universidad de Bahçeşehir (BETAM), llevó a cabo una investigación acerca de los niños que viven en condiciones de pobreza. Según los datos recabados, en Turquía, al menos 7,2 millones de menores viven en familias que atraviesan una situación de “graves privaciones” en el plano material.

La guerra en la vecina Siria ha desatado un drama que ha terminado por involucrar a los niños: la explotación de los refugiados sirios en el trabajo infantil ha sido denunciada por algunas investigaciones periodísticas internaciones en los últimos meses del año pasado. Turquía es un centro importante para el sector textil, por tener la capacidad de hacer frente incluso a los pedidos de último momento provenientes de Europa.

Sin embargo, detrás de la producción para las grandes marcas hay mano de obra a la que se le paga menos del salario mínimo garantizado por ley. Los menores de edad serían reclutados en las calles, a través de intermediarios que les dan un pequeño anticipo de dinero en efectivo. Después de esta “propina”, jóvenes y niños son empleados en las empresas, haciendo turnos extenuantes, con precarias condiciones de seguridad.

(Fuente: AsiaNews)

El conflicto en Siria ha destruido la salud mental de toda una generación de niños

(SOS).- La guerra en Siria ha disparado los problemas mentales entre los niños, creando una creciente “crisis de salud mental”, según un informe presentado por Save the Children.

El estudio de la ONG señala que las secuelas psicológicas que el conflicto está dejando en los menores aumentan a largo plazo el riesgo de suicidios, problemas cardíacos, diabetes, abuso de sustancias y depresión.

Como uno de los mayores problemas, la organización humanitaria destaca el “estrés tóxico” que sufren muchos niños como consecuencia de los bombardeos y la violencia, que les hacen vivir en un continuo estado de miedo.

Los daños psicológicos sufridos en la infancia se manifiestan de diferentes formas, desde niños que se orinan involuntariamente a otros que son incapaces de hablar, según el informe “Heridas invisibles”, la mayor investigación de este tipo hecha durante el conflicto sirio.

Además, se ha registrado un aumento del número de menores que se hacen daño a sí mismos o que intentan suicidarse, añade el documento.

De los niños entrevistados, la mitad aseguran no sentirse seguros en la escuela o jugando en el exterior, y dos tercios han perdido a algún ser querido, han visto su casa bombardeada o han sufrido heridas.

Según el estudio, el conflicto sirio también ha puesto una enorme presión a muchas familias y ha hecho aumentar los casos de violencia doméstica, dejando a muchos menores sin salidas.

Los autores de la investigación aseguran que las “heridas invisibles” de la guerra pueden “dañar permanentemente a toda una generación de niños sirios y dificultar los esfuerzos para reconstruir Siria tras el conflicto”.

Antes del conflicto solo existían 30 centros dedicados a la salud mental en todo el país. Actualmente, muchos médicos y profesionales sanitarios han sido asesinados o han huido de Siria. Esta escasez de clínicas y de profesionales formados (se calcula que solo hay 70 psiquiatras trabajando en todo el país) implica que muchos niños que necesitan apoyo no reciben ningún tipo de ayuda y que la demanda de plazas está colapsando los centros.

El informe también revela el estigma que existe sobre los problemas psicosociales que hace que los niños que sufren este tipo de problemas sientan vergüenza a la hora de buscar ayuda.

(Fuente: Agencias)

ACN realiza un llamamiento urgente para los niños de Alepo

(SOS).- Cuando se cumplen 6 años del comienzo de la guerra en Siria, la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN España) ha recibido una llamada urgente de ayuda desde Alepo para sostener el proyecto “Una gota de leche”. Esta iniciativa, puesta en marcha entre varias Iglesias cristianas desde mayo de 2015, tiene como objetivo proveer mensualmente de leche a niños menores de 10 años.

La financiación del proyecto está actualmente en peligro porque, pese a que los combates han cesado en Alepo oriental, las condiciones de vida siguen siendo deplorables. El 80% de la población de Alepo está desplazada y el 70% vive por debajo del umbral de la pobreza.

El doctor Nabil Antaki, un gastroenterólogo sirio que ha permanecido junto a la población durante los bombardeos y que coordina el proyecto, ha solicitado a la Fundación pontificia apoyo para que la ayuda siga en marcha. “Cada mes distribuimos leche a unos 2.850 niños. 2.600 reciben leche en polvo y 250 leche especial para lactantes. Entre otros, para bebés que no pueden ser amamantados por sus madres”, ha explicado el doctor Antaki.

Georgina, madre de dos niñas, ha contado a ACN lo importante que es este proyecto para ella y su familia: “Myriam tiene diez años de edad y Pamela, seis. Nosotros somos uno de los beneficiarios del proyecto ‘Una gota de leche’. Tanto Myriam como Pamela reciben cada mes un kilo de leche en polvo. La situación de Pamela fue crítica tras ser alcanzada en la espalda por la metralla de una bomba, y ahora que se está recuperando necesita leche para recobrar su salud. Este proyecto es muy importante para nosotros, deseo que siga funcionando”.

La Fundación pontificia lleva enviando fondos para diversos proyectos de emergencia y apoyo a las Iglesias sirias desde el inicio de la guerra. En estos tiempos de escasez, la leche es esencial para el crecimiento y el bienestar de los más pequeños. Un niño de Alepo puede recibir leche para todo un mes por solo 7 euros, y para todo un año por 84 euros.

(Fuente: ACN España)

Pakistán – La Fundación Edhi, un símbolo de la lucha contra la pobreza y la discriminación

(SOS).- La Fundación Edhi es la organización filantrópica más grande de Pakistán. Fue fundada en 1952 por Abdul Sattar Edhi, que es considerado “la Madre Teresa pakistaní” y una de las personas más queridas del país. En total, cuenta con 2.025 centros para niños abandonados, personas drogadictas, ancianos y pobres.

La característica que distingue a todos estos lugares es que en la entrada hay siempre una cuna, donde pueden ser dejados los niños que no son deseados. Esto se debe a que el filántropo siempre repetía: “No los maten, colóquenlos en la cuna. Nosotros nos haremos cargo de estos inocentes”.

En Pakistán, donde imperan la pobreza, el narcotráfico y el fundamentalismo religioso, el infanticidio es una monstruosidad más habitual de lo que nadie imagina.

Todo el mundo reconoce que el mayor símbolo de la Fundación Edhi son las 1.500 ambulancias que rápida y eficazmente llegan a los escenarios de los abundantes ataques terroristas que sufre el país.

El año pasado, los vehículos médicos de la organización trasladaron a más de 67.000 pacientes de forma totalmente gratuita en la capital de Punjab, 994 cuerpos fueron transportados a casa y 296 cuerpos no reclamados recibieron sepultura.

En enero de 2017, las instalaciones de la Fundación en Lahore acogieron a 278 personas tóxicodependientes, contando hombres y mujeres, que atravesaban una situación de necesidad y habían huido de sus casas. De estos, 134 ya regresaron a sus hogares. Además, a 9.840 personas se les proporcionó comida gratuita y 12.560 pacientes fueron atendidos en el dispensario.

En un país dividido por la violencia y el maltrato a las minorías cristianas e hindúes, el filántropo paquistaní nunca hizo distinciones a la hora de socorrer a los más necesitados.

Zameer Ahmad, un empleado de la organización en Lahore, contó que Edhi solía decir a quien lo criticaba: “Mi ambulancia es más humana que tú”. “Nuestros ulemas –añadió– están más interesados en la política. Él, en cambio, trabajó para las personas de todas las religiones. Nosotros llevamos adelante su misión y ninguno de nuestros servicios fue suspendido después de su muerte”.

“En nuestros centros, desalentamos las discusiones sobre religión y política”, aseguró Ahmad. “Nuestra única tarea es pedir y trabajar por el bienestar de las personas necesitadas”, prosiguió. Sabiendo que en las instalaciones de la Fundación se acogen a niños abandonados, “muchas familias cristianas nos contactan para su adopción, puesto que no existen orfanatos para quienes no son musulmanes”, explicó.

Ciertamente, el trabajo de la Fundación es apreciado por los cristianos.  Por eso, el P. Francis Gulzar, secretario ejecutivo de Cáritas Lahore, pidió al gobierno de Islamabad que ayude y promueva estas iniciativas. “El mundo entero conoce al filántropo por la ayuda que brinda a los pobres de Pakistán. Él les restituye su dignidad, su identidad. En nuestra sociedad, marcada por el extremismo y la discriminación, necesitamos personas como él”, enfatizó.

El P. Gulzar, que también es vicario general de la Diócesis de Lahore, recordó su primer encuentro con Abdul Sattar Edhi, que falleció el año pasado en un hospital de la ciudad de Karachi. “Quedé muy conmovido por su sencillez. Sólo tenía dos mudas de ropa, sepultaba a las personas a las cuales los demás ni siquiera se querían acercar. Sus valientes colaboradores trabajaban en medio de bombardeos y catástrofes”, dijo.

(Fuente: AsiaNews)

Somalia: 363 mil niños sufren de desnutrición por la peor sequía desde 2011

(SOS).- La situación para la población de Somalia, un país que vive un conflicto armado desde hace décadas y que aún se recupera de la hambruna de 2011, es extremadamente grave, según las últimas cifras proporcionadas por la Unidad de Análisis de Seguridad Alimentaria y Nutrición (FSNAU).

En un comunicado, la FSNAU advierte de la posibilidad de que se produzca una nueva hambruna si la próxima temporada de lluvias en primavera es escasa, si la capacidad de las personas para pagar los alimentos cae a los niveles de 2011 y la ayuda no llega a quienes más la necesitan.

En Somalia, dice la nota remitida a los medios, «363 mil niños ya sufren de desnutrición y 71 mil de ellos se enfrentan al tipo de hambre más letal».  «Más de 6,2 millones de personas, la mitad de la población del país, necesitan ayuda», añade.

Miles de familias ya están desplazándose internamente o dirigiéndose a los países vecinos. Estos desplazamientos están forzando a los niños a abandonar la escuela, lo que aumenta el riesgo de que se separen de sus familias o de que se vean expuestos a la explotación e incluso a la muerte.

Varias estaciones de lluvias escasas han provocado una grave escasez de agua, triplicando su precio hasta alcanzar los 15 dólares por barril (200 litros). Tres cuartas partes del ganado del país ha muerto y la producción de cereales ha bajado un 75 por ciento, lo que ha disparado el precio de los alimentos.

«Se espera que la próxima temporada de lluvias traiga precipitaciones muy por debajo de la media, por lo que hay muchas posibilidades de que lo ocurrido en 2011 vuelva a suceder», alerta Hassan Saadi Noor, director de Save the Children en Somalia.

«Hace cinco años más de un cuarto de millón de personas, de las cuales 130 mil eran niños, perdieron la vida innecesariamente. No podemos permitir que esa tragedia se repita», destaca.

La única forma de «evitar otra devastadora pérdida de vidas» es que «los líderes internacionales actúen de manera inmediata», concluye el responsable de Save the Children en Somalia.

La organización ya está proporcionando a las comunidades más afectadas camiones cisterna para distribuir agua, servicios sanitarios, ayuda nutricional, vales de comida y transferencias en efectivo para que las familias puedan afrontar la crisis.

(Fuente: Agencia Fides)

Unos 6.500 niños sirios vuelven a clase tras la reapertura de 23 escuelas en el este de Alepo

(SOS).- La actual situación en Alepo ha permitido la reapertura de 23 escuelas de enseñanza primaria, con el apoyo del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), haciendo que unos 6.500 niños vuelvan a clase en el este de la ciudad.

«La vuelta de los niños a la escuela es una de nuestras prioridades clave», ha explicado la representante de UNICEF en Siria, Hanaa Singer, en un comunicado. «La escuela les proporciona la sensación de rutina que tanto necesitan, y les ofrece un lugar donde aprender, jugar, recuperarse y reconectar con su infancia», ha añadido.

La organización humanitaria ha desarrollado un programa de aprendizaje intensivo, ha proporcionado material escolar y ha formado a profesores para ayudar a los niños desplazados a ponerse al día con su educación, ya que han perdido meses, incluso años, de clase a causa del conflicto.

En Idlib y en las zonas rurales del oeste de Alepo, UNICEF también ha distribuido las denominadas «escuelas en una maleta» y kits recreativos para 90 mil niños.

Además de la reapertura de escuelas en el este de la segunda ciudad más importante del país, ha lanzado una campaña urgente para informar a los menores y sus familias del peligro de los restos explosivos que no han sido detonados y que aún quedan por las calles.

Por otro lado, 35 mil niños han participado en actividades de apoyo psicosocial para ayudarles a recuperarse de los horrores que han vivido.

A pesar de todos estos esfuerzos, se estima que un total de 1,7 millones de niños en Siria continúan fuera de la escuela.

On 29 January 2017 in the Syrian Arab Republic, Seedra (left), 6, and her sister Baraa stand outside their school on the first day of the second semester at the Kheir eddine Al-Asadi School in Sakhoor neighbourhood of eastern Aleppo. The third floor of the school building sustained heavy damage during the fighting and remains unusable. Approximately 600 children are squeezed into classrooms on the remaining two floors. UNICEF and its partners are conducting rapid assessment of school conditions in East Aleppo. Of the 422 schools, 217 are either destroyed, damaged or inaccessible. As of 31 January 2017, UNICEF has supported the re-opening of 23 primary schools in the eastern parts of Aleppo city over the past weeks, allowing nearly 6,500 children to return to school. UNICEF has provided school supplies, developed an accelerated learning programme and trained teachers to help displaced children catch up on the months and years of education they have missed. Ten prefabricated classrooms were also set up. An urgent awareness-raising programme has been rolled out to inform children and families about the dangers of unexploded remnants of war. So far the programme has reached 50,000 children. Psychosocial support activities have been provided to 35,000 children in shelters and other locations, to help them recover from the horrors they lived through. UNICEF provided “schools in a box” and recreational kits to 90,000 children in Idlib and west rural Aleppo. UNICEF-supported professional development courses benefitted 280 teachers. “Getting children back to learning is one of our key priorities,” said Hanaa Singer, UNICEF Representative in Syria. “School provides children with a much needed sense of routine, and offers a place to learn, play, heal and reconnect with their childhood.” There is much more work to be done. An estimated 1.7 million children in Syria are currently out of school.

(Fuente: Agencia Fides / Agencias)