El Gobierno de Rusia pide más aclaraciones a Israel tras el derribo del IL-20 en Siria

(SOS).- El Gobierno de Rusia ha recalcado este jueves que «serán necesarias aclaraciones adicionales» por parte de Israel a raíz del derribo el lunes de un avión militar ruso por disparos de los sistemas de defensa antiaérea sirios, al tiempo que ha recalcado que los pilotos israelíes «actuaron de forma poco profesional, como mínimo».

«Es obvio que la tragedia del 17 de septiembre requerirá investigaciones y aclaraciones adicionales por parte de Israel», ha manifestado la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajarova, quien ha señalado que Moscú «está seguro de que esto ocurrirá en un futuro próximo».

Así, ha criticado a los pilotos israelíes y ha dicho que «es una vergüenza esconderse tras la espalda de los que te dan seguridad y, cumpliendo su misión, no pueden evitar una bala que va dirigida a ti», según la transcripción de la rueda de prensa publicada en el sitio web del Ministerio de Exteriores ruso.

El jefe de la Fuerza Aérea de Israel, Amikam Norkin, ha viajado durante la jornada a Moscú para presentar las conclusiones israelíes tras el derribo, después de que en los últimos días las autoridades israelíes hayan expresado su pesar por la muerte de los 15 militares rusos sin reconocer responsabilidad alguna.

Este mismo jueves, el Gobierno de Israel se ha comprometido a mejorar su coordinación con Rusia para evitar incidentes como este, aunque ha dejado claro que no cesará sus ataques sobre territorio sirio por razones de seguridad nacional.

Según la versión del Ministerio de Defensa ruso, a las 20.00 horas del lunes se perdió la comunicación con un avión IL-20 ruso que regresaba a la base aérea de Khmeimim, en el oeste de Siria, y se encontraba a unos 35 kilómetros de la costa del Mediterráneo.

En esos momentos, añadió, cuatro cazas israelíes F-16 estaban atacando instalaciones del Gobierno sirio en Latakia y usaron al IL-20 como escudo, exponiéndolo al fuego del sistema sirio de defensa antiaérea. Como consecuencia de ello, el aparato ruso fue derribado por un cohete del sistema S-200, provocando la muerte de los 15 efectivos rusos que viajaban a bordo.

El Ministerio ruso calificó las acciones de Israel de intencionadas y hostiles y ha dicho que se reserva el derecho a responder adecuadamente. Por su parte, el Ejército de Israel lamentó el derribo del aparato, pero dejó claro que la responsabilidad en último término es de Damasco.

Amos Harel, analista de Defensa del diario israelí Haaretz cree que el incidente ha puesto al país en una posición «extremadamente difícil» con los rusos, que podría «influir negativamente en la libertad de acción estratégica» de la que los aviones de combate han disfrutado hasta ahora en el frente norte.

Yosi Yehoshua coincide en el diario Yediot Aharonot en que, a corto plazo, la libertad de actuación israelí en Siria puede verse restringida, tanto en la amplitud de operaciones como en términos de coordinación con Rusia.

Moscú podría exigir una mayor antelación en las comunicaciones para informar de un ataque (en este caso se habría informado solo un minuto antes del bombardeo) y también que estas sean más específicas, y no generales como lo son ahora, cuando Israel no detalla con exactitud los objetivos que va a atacar.

Además, los analistas advierten de que Moscú podría obligar a Israel a excluir de su ámbito de actuación la región de Latakia, donde tuvo lugar el suceso y que acoge bases militares aéreas y navales rusas.

«El incidente es probablemente un duro golpe a la confianza del Ministerio de Defensa ruso sobre el israelí», opina Ofer Zalzberg, analista del International Crisis Group.

Alex Fishman piensa que las consecuencias de la crisis ya han empezado, con el repentino anuncio de Rusia a Grecia de que inicia este jueves unas maniobras aéreas en el área entre Nicosia y Latakia, lo que supone el cierre de ese espacio aéreo.

«Es la primera fase del plan ruso para cerrar dos espacios aéreos a los aviones extranjeros: la zona de la costa siria y la zona de Damasco, lo que restringiría enormemente toda la actividad aérea israelí en esos sectores», apunta en el Yediot Aharonot.