Alepo: el Ejército sirio avanza en los barrios rebeldes. La tragedia de los civiles que huyen

Alepo (AsiaNews).- En las últimas 48 horas, por lo menos 4 mil civiles han huido de Alepo este al oeste, en el sector occidental bajo el control del gobierno. Y todos ellos cuentan las mismas historias, que ningún oído humano va a querer escuchar. Son historias de destrucción, escombros, hambre, falta de medicamentos, terror y la prohibición absoluta por parte de los fundamentalistas islámicos para salir, para escapar o simplemente ponerse a cubierto. Ante los micrófonos de la enviada de la televisión estatal siria, todos los fugitivos dijeron ser utilizados «como escudos humanos».

En el sector oriental de Alepo, la segunda ciudad más grande del país, hace un tiempo capital económica y comercial, las zonas controladas por los rebeldes (y grupos yihadistas) se han convertido en una enorme prisión para los civiles. Y sólo hay 20 médicos para una población de alrededor de 250 mil personas.

Una señora, entre lágrimas, dijo que los niños son los más afectados y que «la infancia está muerta en Alepo este». Añadió que la gente no tiene más lágrimas que derramar y «ahora deberán volver a vivir, pero no saben por dónde empezar a hacerlo».

Alepo es la ciudad mártir por excelencia. No hay una ciudad en la historia moderna que haya conocido durante tanto tiempo un destino de sufrimiento, de cerco, de bombardeos cruzados, en un contexto de indiferencia absoluta, excepto unas pocas (y tímidas) excepciones, por parte del mundo. Una realidad de escombros, de personas privadas de su humanidad, de los requisitos mínimos de dignidad y derechos.

Mientras se están intercambiando acusaciones sobre la responsabilidad de estos hechos, las víctimas no quieren saber quién es el culpable; lo que quieren es que esto termine tan pronto como sea posible. No pueden entender cómo una parte del mundo puede apoyar a los terroristas, quienes les han segregado y obligado a permanecer bajo las bombas, usándolos como escudos humanos. Al mismo tiempo, no logran entender cómo otra parte del mundo puede apoyar a los que les bombardean para liberarlos de sus captores.

Sin duda, ellos están pagando el precio más alto en términos de vidas humanas y destrucción, en heridas y privación, miseria, frío, hambre y dolor.

Un usuario escribió recientemente en una página de Facebook creada precisamente para apoyar a las personas desplazadas en el interior de la ciudad: «Alepo y su martirio permanecerán para siempre como una mancha indeleble en la conciencia de la humanidad. Como el lugar donde la solidaridad ha sido enterrada, donde la humanidad está muerta, donde todas las consignas de libertad y los derechos humanos han perdido su significado, y donde surgen por lo que se han convertido: palabras vacías, espejismo, ilusión».

En Alepo Oeste, la solidaridad está en su punto más alto entre la gente común, las organizaciones de la sociedad civil y las organizaciones benéficas. Cristianos y musulmanes, todos sin distinción, colaboran con el gobierno para dar una acogida digna a los hermanos salvados del infierno.

En Hananu, en el sector oriental, la lucha ha sido feroz; los militantes islámicos en la zona se han replegado hacia el sur. La televisión estatal siria ha transmitido grabaciones de las conversaciones que tuvieron lugar entre los fundamentalistas a la fuga, que traicionan su estado de «colapso».

En los archivos de audio surgen acusaciones e insultos intercambiados entre las diversas facciones yihadistas, con sonidos especialmente dirigidos a las facciones pro-turcas. En una grabación surgen duras acusaciones contra «los que se han retirado al interior septentrional, a cambio de 250 dólares cada uno». Sin embargo, cualquiera que mire a un mapa se da cuenta de que el este de Alepo está completamente rodeado y que ningún combatiente tiene forma de escapar. A menos que, de ser cierto lo que se dijo en las grabaciones, haya una manera de salir no declarada alentada por parte del gobierno.

Lo que está ocurriendo en Alepo este no es una derrota, no es una retirada sino un verdadero colapso de las fuerzas de resistencia fundamentalistas, que ahora ya no tienen una salida. Una situación que se ha agravado especialmente después de la caída del distrito de Hay el Sekhour, ahora bajo el control del Ejército sirio según ha confirmado la agencia de noticias oficial Sana.

Según fuentes fidedignas, los combatientes turcomanos habían salido de la ciudad para unirse y luchar junto al ejército turco en la operación «Escudo del Éufrates», que ha permitido a Ankara invadir una zona de Alepo.

El ejército turco pretende ocupar el Bab, para después lanzar un ataque a Membej; la fuerza aérea siria ha evitado, sin embargo, esta avanzada, bombardenado la semana pasada por primera vez las fuerzas de ocupación turcas en territorio sirio. En la incursión murieron tres soldados de Ankara, en una clara advertencia de Damasco, y por consiguiente también de Moscú, sobre los límites más allá de los cuales el avance de los turcos podría conducir a una guerra abierta entre Damasco, Teherán, Moscú y Ankara.